El origen de esta actuación reside en la queja de un ciudadano a la Sindicatura, afirmando que la limpieza efectuada por los servicios municipales es insuficiente, situación que genera cierto malestar entre el vecindario.

La Sindicatura de Greuges de Barcelona ha comprobado cómo la calle Nou de la Rambla, especialmente el tramo comprendido entre las calles Piqué y Vila y Vilà, se acumula más suciedad que en otras calles del entorno. Una de las causas, entre otros factores, es la presión turística que sufre la zona.

Cómo actúa la Sindicatura ante estos casos

Para valorar la situación, desde la defensoría de la ciudadanía barcelonesa se pidió a la Concejalía de Emergencia Climática y Transición Ecológica información relacionada con la queja presentada. Esta información ha tardado más de 16 meses en ser facilitada, hecho que supera con creces lo que puede considerarse un tiempo razonable de acuerdo con los principios de eficiencia y buena administración que deben regir los servicios municipales, e incumple el deber de colaboración.

El consistorio admite haber recibido, desde junio de 2022, diversas reclamaciones por parte del ciudadano, pero asegura haber respondido a la mayoría de las comunicaciones informándolo de las actuaciones llevadas a cabo en cada caso y de las tareas de limpieza programadas de manera regular en la calle.

A las tareas programadas semanalmente se ha añadido la actuación de las brigadas de barrio para mejorar la calidad de la limpieza en los puntos donde se acostumbra a acumular más suciedad. También se llevan a cabo intervenciones de seguimiento para comprobar y valorar si los servicios de limpieza están bien dimensionados, y si las tareas se ejecutan correctamente. En caso de que no sea así, se aplican nuevas medidas para adecuarlas.

El Ayuntamiento informa que se debe tener en cuenta que en el tramo de la calle Nou de la Rambla objeto de la queja hay una gran cantidad de locales de ocio nocturno y de restauración, así como un elevado número de personas en situación de sinhogarismo. A su vez, las obras de urbanización de la calle Piqué obligaron a desplazar durante un tiempo los contenedores de recogida de basura, y conllevaron algunos actos incívicos en cuanto al depósito de desechos y residuos de materiales de obra de manera inadecuada.

En este sentido, la Sindicatura es consciente de la complejidad de la limpieza y el mantenimiento de las vías y los espacios públicos de la ciudad. Ciertos emplazamientos resultan más difíciles de preservar en condiciones óptimas de salubridad por varias circunstancias que, en muchas ocasiones, están relacionadas con el comportamiento ciudadano.

Desde la Sindicatura de Greuges recordamos que todas las personas tienen la obligación de utilizar correctamente los espacios públicos de la ciudad, respetando el derecho que también tienen los otros ciudadanos de usarlos y disfrutarlos. A su vez, es competencia del Ayuntamiento promover acciones cívicas que constituyan un ejemplo de convivencia y perseguir las actuaciones de quienes perturben indebidamente la vida cotidiana.

La resolución de la Sindicatura

De acuerdo con todo lo expuesto, la Sindicatura considera que el Ayuntamiento de Barcelona dispone de una planificación de limpieza que tiene en cuenta los usos y necesidades de cada zona, y que trabaja con varios procesos de implicación ciudadana basados en la corresponsabilidad para hacer más incidencia en determinadas zonas de la ciudad.

Además, a lo largo de los últimos años ha desarrollado varias campañas y actuaciones para promover el civismo. En este sentido, se recomienda a la Dirección de Servicios de Limpieza y Gestión de Residuos que continúe haciendo seguimiento de las condiciones de limpieza en el tramo de la calle Nou de la Rambla y que valore la conveniencia de llevar a cabo una campaña específica de concienciación ciudadana en este barrio.

Y es que la limpieza y el civismo deben continuar mejorando, pero en la mayoría de ocasiones la responsabilidad recae en los ciudadanos, quienes, con su comportamiento y hábitos cívicos, deben facilitar la hegemonía social y el mínimo de intervención posible de los servicios municipales.